Jejejeje, bueno... mís empanadillas dulces en realidad no son mías, jejejeje. Pero son una receta sencilla de esas que hacíamos en casa colaborando con los mayores y que la he seguido haciendo desde entonces, porque gusta mucho.
Son unas simples obleas rellenas de crema pastelera y espolvoreadas de azúcar. Un recurso fácil si de repente te viene alguien a comer o a tomar un café, porque es un postre rápido y sin complicaciones.
Y habrá quién me diga, sí pero la crema pastelera... bla, bla, bla... Pues vamos a partir de la base de que todo está inventado y recurriremos a la que nos ofrece Royal, que con un poquito de leche la tenemos lista en un abrir y cerrar de ojos.
Y con las obleas, hago tres cuartos de lo mismo y preparo las que nos ofrece La cocinera.
En el bote te dice exactamente cómo preparar la crema, sin complicaciones, ya veréis...
Ponemos una cucharada del preparado en la oblea y cerramos por la mitad.
Y la sellamos con un tenedor.
Las freímos en una sartén, y después las espolvoreamos de azúcar. Y ya tenemos un rico postre.
Como apunte, os diré, que con un bote de crema, me da para dos paquetes de obleas bien rellenitas e incluso para tres si no le ponéis tanto relleno.
Para mi gusto recién hechitas están bastante mejor. A lo que me refiero no es a que te las comas calientes, pero no que las hagas por la mañana para comer por la noche, si no poco antes de saborearlas.
Probadlas y ya me diréis...
¡¡¡ Besicos!!!