jueves, 30 de enero de 2014

Mis primeras pastas de mantequilla.

    Hace tiempo iba detrás de la receta de las galletas de mantequilla, y me volvía loca buscando y buscando recetas, había un ciento, y no me podía decidir... ¿cuál sería la correcta? Todo el mundo varía las recetas... qué rabia me daba... pero claro, no era eso, es que hay un montón de recetas. En cada lugar, en cada casa se hacen de una manera, por eso no encontraba "la receta".
    Así que me decidí por una y la hice, salieron buenísimas. Y son las primeras que le he enseñado a mi pequeña, por lo sencillas que son de recordar. Os dejo la receta para que la probéis.

MIS PRIMERAS PASTAS DE MANTEQUILLA :

    Ingredientes:
 
    - 1 huevo
    - 200 gr. de mantequilla
    - 200 gr. de azúcar
    - 400 gr. de harina.

    Realización:
   
    Batimos la mantequilla, que la deberemos de tener blanda, (dejarla fuera de la nevera un rato antes de hacer las pastas, no derretirla ni ablandarla calentándola en el microondas, debe de hacerlo a temperatura ambiente), después mezclaremos el azúcar, el huevo y la harina, por ese orden, poco a poco. Llegará un momento que si no disponéis de una batidora potente, deberéis hacerlo a mano, porque no podrán las varillas con la harina. Si se os pega la masa, enharinar la superficie en la que la vayáis a amasar y seá más sencillo.

    Dejamos reposar la masa por lo menos una hora en la nevera.  

     Precalentar el horno a 180ºC , y cuando alcance la temperatura las metemos unos diez o doce minutos (eso dependerá del horno). Una señal para saber que están hechas es que se dorarán los bordes, entonces las sacamos, parecerán que aún están crudas, pero si las dejáis más tiempo acabarán endureciéndose demasiado cuando se enfríen.


¡Espero que os gusten!

¡Besicos!

jueves, 16 de enero de 2014

¡El primer pastelero debió de ser alquimista!

    Cuando se habla de alquimia, la mayoría  de la gente lo atribuye a faranduleros, farsantes y charlatanes que pretendían convertir el plomo en oro, iban tras la búsqueda de la piedra filosofal, y perdían el tiempo en crear venenos y remedios mágicos de todo tipo.

    Tras la alquimia hay mucho más, ¡está la magia! jajajajaja.

    Muchos os reiréis y pensaréis que se me ha ido la cabeza, ¿cómo se puede creer a estas alturas (en los tiempos en los que estamos, y con los años que tengo) en la magia, en la magia de verdad?

    Siempre he creído y siempre creeré. En la magia de las letras y en la magia de las ciencias. Y me explico... Tanto en el poder de la palabra como en el de la química, por poner un ejemplo.

   En esta última magia es en la que se ubican los alquimistas, en el estudio de la naturaleza, y las reacciones de todos sus elementos. Son los precursores de la ciencia tal como la conocemos. Pero entonces les llamaban locos.

   Pues uno de esos locos debió de ser nuestro primer pastelero, porque es impresionante toda la ciencia que conlleva realizar un simple bizcocho.

    Y, por supuesto, ahora os reiréis de nuevo, ya que el otro día os dejé una receta de todos conocida, la del bizcocho de yogurt, y si la habéis llevado a cabo, diréis que no es tan complicado, fácil de realizar y riquísimo. Eso no lo niego, pero tras la elaboración de un bizcocho hay mucho más, pero que muchísimo más.

    ¿Os habéis parado a pensar las reacciones químicas que se llevan a cabo cuando cocinamos?  Nuestro alquimista, nuestro pastelero, las conoce todas.

    Yo nunca me había percatado de ello. Desde luego, sí que la masa me subía más o menos. Será por la levadura... y ahí cesaba mi curiosidad en este sentido. Pero llega un día en el que te preguntas el porqué, que por mucho que sigas la receta, nunca te queda igual que el de la pastelería, y piensas y piensas... y no hay manera, ¡oye!

    Claro, como os he dicho, todo es ciencia. Ellos conocen, o mejor dicho, comprenden los ingredientes, saben su composición y su reacción ante cualquier cambio. Entienden y ven más allá. Para mí, son verdaderos artistas ya, desde la elaboración de ese bizcocho, y ni os cuento lo que pienso de ellos cuando elaboran esos pasteles y tartas espectaculares que crean.

    ¡Decidme ahora si no existe la magia! Y si aún os queda alguna duda, ¿habéis visto la reacción de un niño (o de alguien con alma de niño) ante una de sus creaciones?

    Negadme ahora mi teoría...  jajajajaja. ;)

    Besicos.


lunes, 13 de enero de 2014

¿Desayunamos magdalenas?

    Hoy os traigo otra receta fácil, y, además, algunas aclaraciones para que no os pase como a mí, cuando las hice las primeras veces y se me desparramaban una y otra vez. Mil y una recetas que me daban y no acababan de gustarme, hasta que di con la que os traigo hoy. Claro que para gustos los colores, así que espero que esta os venga bien.

    Como os he dicho uno de mis problemas era que se me desparramaban en el molde o me subían tanto que acababan saliéndose de él. El primer caso se debía a los moldes de papel, y que la masa me pesaba más, con lo que los dichosos papelitos se abrían tanto que no me subían.


    Opté por poner dos moldes de papel como me aconsejaron, e incluso compré de silicona, pero al final como mejor me funcionó, fue con las bandejas para magdalenas, así sólo utilizo un molde.



    Pero ¿cómo calcular la masa que debía de echar? No controlaba la manga y con la cuchara acababa poniéndome perdida, así que utilicé un dosificador de helados, y con él no lo llenaba más de los dos tercios que recomiendan. Al principio cuesta un poco coger la medida, pero en un momento lo consigues y es un método rápido y limpio.



    Y con mi batidora de siempre, poniéndole las varillas, es como he llevado a cabo la recetilla que os dejo.




MAGDALENAS:

    Ingredientes:

        - 2 huevos
        - 200gr. de azícar
        - 170 cc. de leche
        - 170 cc. aceite (la receta que me dieron era con aceite de girasol, pero yo le he puesto de oliva)
        - 270 gr. de harina de repostería
        - 2 sobres de gasificante ( aquí debo de decir que cada sobre se compone de dos sobrecitos)
                                               

    Elaboración:

        Ir batiendo los ingredientes en el orden en el que se indica, añadiendo uno detrás de otro, como he dicho con las varillas. Repartir la masa en sus moldes e introducir al horno un poco más abajo de la mitad, a 180ºC, unos 20 minutos.

    Y, voilá:




    Tendréis unas 20 unidades para disfrutar... Mmmmm, ¡buenísimas!

    ¿Os atrevéis? ¡Seguro que sí!

    ¡Besicos!

jueves, 9 de enero de 2014

Utensilios imprescindibles en repostería.

    Me hace mucha gracia cuando leo artículos sobre los utensilios imprescindibles en repostería, porque se hacen listas interminables de todo lo habido y por haber.

    Por supuesto que ahora a mí se me ocurren cientos de cosas necesarias para ello, y que cómo no, poco a poco voy recopilando. ¿Cómo podía yo no tener esto, o aquello?

   Bueno, pues por supuesto que todo viene muy bien, y que toda ayuda es poca. Pero si sólo te vas a iniciar, por ver si te gusta o no el preparar tus propios postres, no hace falta nada más que las ganas y algún que otro recipiente que otro.

    Un recipiente si tienes que batir algo, y otro para lo que vayas a hornear si es en caliente, o vayas a meter al frigo o al congelador y presentar.

    Mi madre, como todas de aquella época, batía con un tenedor, y montaba tanto claras como nata sin ningún problema. No había peso en casa, las medidas eran todas por vasos, tazas o cucharadas. Y cuando se estropeó el horno, lo solucionó comprando una cazuela especial para hacer bizcochos, que tenía un agujero en el centro, y una tapa y se ponía en el gas. Nada de mangas pasteleras, y menos boquillas, y ¿qué era eso de la lengua?, para rebañar bien, la mano en la masa, como debía de ser, jejejeje.
    Menos mal que con el tiempo y aún con crisis podemos hacernos con algún aparatito que nos soluciona y ayuda bastante.

    Los imprescindibles, los considero personales, pero os diré con los que yo empecé:

     - Báscula, ahora la tengo digital por ser más precisa, pero nos sirve cualquiera.
     - Batidora, la mía, la primera, además tenía varillas, por no montar a mano, jejejeje. Ahora ya he pillado otra, un poco mejor.
     - Vaso medidor de líquidos.
     - Molde para horno, desmontable. Que también se aprovecha para hacer tartas en frío.
     - Colador o tamiz.
     - Rodillo.
   
    Y, a partir de aquí todo lo que se os pueda ocurrir, desde diferentes moldes, flaneras, mangas pasteleras, todo tipo de boquillas, cortantes, texturizadores, rejillas, troqueladoras,... vamos, hay una infinidad.

    El problema, al menos el mío, es que esto engancha, y poco a poco todo se te hace excaso y todo te parece básico y que no te puede faltar, jejejeje.

    ¡Besicos!



martes, 7 de enero de 2014

Cuestión de azúcar.

    ¿Quién no conoce los distintos tipos de azúcares?
 
    Cuando estudiaba, nos decían que había tres tipos de azúcares: la glucosa, la fructosa y la sacarosa, después resultó que había más, por abreviar: monosacáridos, disacáridos y trisacáridos. Los que yo he nombrado pertenecen al primer grupo. Pero claro, yo era de letras y me quedé con la primera lección.
 
    Lo mismo me pasó con el azúcar que utilizaba en la cocina. Conocía tres: el azúcar blanco, el azúcar moreno y el azúcar glass o glassé. Y como mi experiencia en la cocina era y es la de un ama de casa normal, no tenía ni idea que hubiera más tipos.
   
    Azúcar blanco: es el azúcar refinado, el que normalmente utilizamos para endulzar. También lo tenemos en terrones, pero éste ya sólo lo utilizaremos para las bebidas.
    Azúcar moreno: que se trata del no refinado, y que se utiliza en la repostería integral, sobretodo.
    Azúcar glass, glassé, o lustre: Es azúcar molido muy fino, en polvo. (Luego os cuento mi experiencia con él, jejejeje).
    Azúcar para confituras: Es el azúcar al que se le añade pectina y ácido cítrico para que liguen bien.
    Azúcar de vainilla: azúcar al que se le añade al menos un 10% de vainilla.
    Azúcar a la vainilla: azúcar al que se le añade vainilla sintética.
    Azúcares de toooodo tipo de sabores.
    Azúcar perlado: para goffres y roscones.
   
    Y... un montón de montones más... que como no los conozco aún muy bien, no me voy a meter en camisa de once varas, y los dejo para otra ocasión si tengo el placer de usarlos en algún momento.

    Lo digo, porque yo pensaba que los tres que conocía, los conocía bien, pero resultó que tampoco, oye!, jajajaja.

    El azúcar glass me guardaba una sorpresa. Era el que utilizaba para hacer la glasa de mis pastas. Leyendo recetas y viendo foros y otros blogs, encontré varios comentarios en los que, debido al precio más elevado de este, comparado con el azúcar blanco, recomendaban moler el azúcar blanco con un molinillo, ya que quedaba muy bien y tan fino como el lustre. Así que me hice con un molinillo e hice lo propio. ¡Craso error! Y que, por supuesto, tardé en darme cuenta. Lo hice y quedó genial. Hice una bizcocho y lo espolvoreé en él. Estupendo, ningún problema. Hice glasa para unas pastas, y pasó lo mismo, quedaron divinas. Pero las siguientes pastas que hice no quedaron tan divinas, la glasa se vino abajo. Claro que no pensé que el problema hubiera sido el azúcar, lo achaqué al tiempo, a que los críos habían puesto algo encima, a mil cosas. Me quedé con la duda. Pasados unos días se me encendió la bombilla. Recordé una conversación con mi panadera, en la que me dijo que el azúcar glass era insoluble!!! Yo había echado unas gotitas de esencia, ese fue el problema...

    Así que ya sabéis si vais a utilizarlo con un líquido, o espolvorearlo en una superficie húmeda, ¡olvidaros del molinillo!

    Ahora mi glasa sale estupenda, os lo puedo asegurar.

    ¡Besicos!

sábado, 4 de enero de 2014

Siendo inexperta, se puede!

    Hay ocasiones que no nos atrevemos a hacer nada en la cocina porque nos consideramos inexpertos o torpes en ella, pero hay veces que sólo se trata de buscar la receta apropiada. Hay algunas que son de lo más sencillo,cuestan poco tiempo de hacer y que además nos hacen quedar muy bien, en esas reuniones familiares o con amigos en las que quedamos para tomarnos un café o en la que decidimos llevar algo para el postre.
    Cuando llegas con algo que has hecho por ti, la gente lo agradece doblemente. Y además nos sentimos genial cuando ves que les gusta y aprecian lo que has hecho con tanto cariño.
    Si no os habéis atrevido aún a preparar nada, os voy a decir una recetilla fácil de hacer, y que se prepara en un momento. Son las ¡¡¡mini palmeritas!!!
     Atentos.. jajajajaja. ;)

MINI  PALMERITAS:

Ingredientes:

        - Un huevo.
        - Azúcar
        - Masa de hojaldre, que sea rectangular
     


    Sacamos el hojaldre del envoltorio... ¿evidente, no? jajajaja. Por si acaso... Es broma...


      Espolovoreamos azúcar.

      Después lo doblamos de la siguiente manera:


    Volvemos a doblar, siempre de fuera hacia adentro:

    Y juntamos los dos extremos:                 


Cortamos lo que serán las palmeritas, las colocamos sobre papel de horno en la bandeja (separadas bastante porque se hincharán al cocinarse), las pincelamos con el huevo batido y las metemos al horno, a  180 ºC hasta que se doren. 


Y así nos quedan:



¡Atreveros que son muy sencillitas y salen muy buenas! 

Besicos.

                                                                                                




viernes, 3 de enero de 2014

¿Qué ingredientes utilizamos?

    Hasta hace poco pensaba que no importaba gran cosa los ingredientes que utilizabas. Bueno, no exactamente... Por supuesto sabía que no es lo mismo usar un sucedáneo de chocolate que uno con 70% de cacao. Pero eso, se especifica en la receta.
    A lo que me refiero, es que si elegía un ingrediente de calidad, la receta salía buena, sí o sí. Claro que como aficionada, como una ama de casa normal, nunca aprendí en ningún lugar que existía una gran diferencia.
    ¿Cómo lo supe? Pues sencillo, fue al dar la receta, a unas amigas, de una tarta que había encontrado en internet y que había hecho en uno de los cumpleaños de mi hija pequeña. Me dijeron que no les salía como a mi y que habían seguido al pie de la letra lo que yo les dí y que no sabían en qué fallaban. Nos dimos cuenta al decir qué marcas utilizábamos cada una para realizarla.
    Parece una tontería, pero en muchas ocasiones marcan la diferencia.    
    No sólo se trata del sabor que puede dar, si no que muchas veces la consistencia, el porcentaje de grasa o la temperatura al trabajarla nos puede variar ese plato que tanto nos gustó. 
    

jueves, 2 de enero de 2014

¿De dónde sale la pasión por la cocina y los dulces?

    ¿Se nace con una pasión? Yo estoy segura de que sí, siempre existe quien nace con un don y lo desarrolla de manera innata, pero también se nos educa en unos hábitos, y muchas veces no nos damos cuenta de lo importante que son.
    Siempre que hecho la vista atrás hacia mi infancia, una de las imágenes que siempre llevo en mi recuerdo es a mis abuelos cocinando y sobretodo a mi madre. Los momentos más felices en la cocina, viéndola como cantaba mientras cocinaba o cómo estábamos alrededor de ella mientras preparaba sus postres, y cómo esperábamos con ansia a que metiera un bizcocho al horno, para rebañar el bol en que lo había preparado (entonces no nos preocupaba eso de la salmonella).
    Entonces no teníamos videojuegos, ni ordenadores, ni echaban todo el día dibujos en el televisor. Así que uno de nuestros entretenimientos era intentar imitar a mamá y querer ayudarla.
    No recuerdo que años tenía la primera vez que mi madre me ofreció poder intervenir con ella en la difícil tarea de batir un huevo, jejejeje. Pero era lo suficientemente pequeña como para que no me diera un plato y un tenedor para hacerlo. Así que me ofreció un vasito con tapa y unos huevos y me lo pasé bomba haciendo de batidora.


    ¡Mi primer trabajo de pinche!
    ¡Ese creo que fue el secreto! Hizo que además de verla disfrutar a ella cocinando, me sintiera útil, pero sobretodo que me divirtiera.
    Todo lo que es divertido nos gusta, si nos gusta, disfrutamos haciéndolo, si disfrutamos, llega un momento en el que nos apasionamos, y ahí ya hemos caído.
    No apartemos a los niños de la cocina, es un juego para ellos, en el que aprenden a alimentarse bien y nos une mucho más a ellos. ¿No creéis?

miércoles, 1 de enero de 2014

Feliz año nuevo!

    Antes que nada Feliz año nuevo a todos y desearos que sea especial! Desde luego, que para mí ya comienza a serlo, por todo lo que conlleva embarcarme en este nuevo proyecto y espero que estéis junto a mí en este caminar.
    Imagino que en la cena de esta noche pasada y la comida de hoy, habréis deleitado platos especiales para todos vosotros. Yo he tenido la suerte de disfrutarlo con mi familia, y este año me tocó hacerme cargo de los postres. Como os dije probé con algo nuevo para mí y me arriesgué con una tarta de fondant. Salió muy buena, y siempre pensé que sería algo más complicado. Creía que lo que me traería de cabeza era el bizcocho y el relleno, pero lo difícil es la decoración. Como veríais ayer la mía fue bastante sencillita; yo alucino con los artistas que se dedican a esto. Si tenéis un poco de maña, podéis quedar muy bien en las celebraciones, ya que el bizcocho que utilicé fue el de yogurt, y el relleno de nata con sabor a fresa. Os animo a que probéis, la verdad es que es divertido.
    Para quien no conozcáis la receta del bizcocho, os dejo la recetilla:

    BIZCOCHO DE YOGURT:
   
   Las medidas se realizan con el vasito del yogurt.
   Ingredientes:

    3 huevos
    1 yogurt natural
    1 vasito de aceite de oliva
    2 vasitos de azúcar
    3 vasitos de harina
    1 sobre de levadura
    La ralladura de un limón.

    Se baten los huevos, se añade el azúcar, después el aceite, el yogurt y la ralladura de limón; posteriormente tamizamos la harina y la batimos junto a lo demás.
    Engrasamos el molde y espolvoreamos harina para que después nos salga el bizcocho del molde sin problemas. Echamos la mezcla y lo metemos al horno, un poco más abajo de la mitad del horno, a 180ºC durante 35 minutos. Y listo!

   Sale buenísmo, tanto como para comerlo sólo como para rellenarlo de lo que queráis. Es una receta fácil para quien nunca se haya arriesgado en la cocina. Probadlo y ya me diréis.

   Besicos.