martes, 7 de enero de 2014

Cuestión de azúcar.

    ¿Quién no conoce los distintos tipos de azúcares?
 
    Cuando estudiaba, nos decían que había tres tipos de azúcares: la glucosa, la fructosa y la sacarosa, después resultó que había más, por abreviar: monosacáridos, disacáridos y trisacáridos. Los que yo he nombrado pertenecen al primer grupo. Pero claro, yo era de letras y me quedé con la primera lección.
 
    Lo mismo me pasó con el azúcar que utilizaba en la cocina. Conocía tres: el azúcar blanco, el azúcar moreno y el azúcar glass o glassé. Y como mi experiencia en la cocina era y es la de un ama de casa normal, no tenía ni idea que hubiera más tipos.
   
    Azúcar blanco: es el azúcar refinado, el que normalmente utilizamos para endulzar. También lo tenemos en terrones, pero éste ya sólo lo utilizaremos para las bebidas.
    Azúcar moreno: que se trata del no refinado, y que se utiliza en la repostería integral, sobretodo.
    Azúcar glass, glassé, o lustre: Es azúcar molido muy fino, en polvo. (Luego os cuento mi experiencia con él, jejejeje).
    Azúcar para confituras: Es el azúcar al que se le añade pectina y ácido cítrico para que liguen bien.
    Azúcar de vainilla: azúcar al que se le añade al menos un 10% de vainilla.
    Azúcar a la vainilla: azúcar al que se le añade vainilla sintética.
    Azúcares de toooodo tipo de sabores.
    Azúcar perlado: para goffres y roscones.
   
    Y... un montón de montones más... que como no los conozco aún muy bien, no me voy a meter en camisa de once varas, y los dejo para otra ocasión si tengo el placer de usarlos en algún momento.

    Lo digo, porque yo pensaba que los tres que conocía, los conocía bien, pero resultó que tampoco, oye!, jajajaja.

    El azúcar glass me guardaba una sorpresa. Era el que utilizaba para hacer la glasa de mis pastas. Leyendo recetas y viendo foros y otros blogs, encontré varios comentarios en los que, debido al precio más elevado de este, comparado con el azúcar blanco, recomendaban moler el azúcar blanco con un molinillo, ya que quedaba muy bien y tan fino como el lustre. Así que me hice con un molinillo e hice lo propio. ¡Craso error! Y que, por supuesto, tardé en darme cuenta. Lo hice y quedó genial. Hice una bizcocho y lo espolvoreé en él. Estupendo, ningún problema. Hice glasa para unas pastas, y pasó lo mismo, quedaron divinas. Pero las siguientes pastas que hice no quedaron tan divinas, la glasa se vino abajo. Claro que no pensé que el problema hubiera sido el azúcar, lo achaqué al tiempo, a que los críos habían puesto algo encima, a mil cosas. Me quedé con la duda. Pasados unos días se me encendió la bombilla. Recordé una conversación con mi panadera, en la que me dijo que el azúcar glass era insoluble!!! Yo había echado unas gotitas de esencia, ese fue el problema...

    Así que ya sabéis si vais a utilizarlo con un líquido, o espolvorearlo en una superficie húmeda, ¡olvidaros del molinillo!

    Ahora mi glasa sale estupenda, os lo puedo asegurar.

    ¡Besicos!

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