jueves, 16 de enero de 2014

¡El primer pastelero debió de ser alquimista!

    Cuando se habla de alquimia, la mayoría  de la gente lo atribuye a faranduleros, farsantes y charlatanes que pretendían convertir el plomo en oro, iban tras la búsqueda de la piedra filosofal, y perdían el tiempo en crear venenos y remedios mágicos de todo tipo.

    Tras la alquimia hay mucho más, ¡está la magia! jajajajaja.

    Muchos os reiréis y pensaréis que se me ha ido la cabeza, ¿cómo se puede creer a estas alturas (en los tiempos en los que estamos, y con los años que tengo) en la magia, en la magia de verdad?

    Siempre he creído y siempre creeré. En la magia de las letras y en la magia de las ciencias. Y me explico... Tanto en el poder de la palabra como en el de la química, por poner un ejemplo.

   En esta última magia es en la que se ubican los alquimistas, en el estudio de la naturaleza, y las reacciones de todos sus elementos. Son los precursores de la ciencia tal como la conocemos. Pero entonces les llamaban locos.

   Pues uno de esos locos debió de ser nuestro primer pastelero, porque es impresionante toda la ciencia que conlleva realizar un simple bizcocho.

    Y, por supuesto, ahora os reiréis de nuevo, ya que el otro día os dejé una receta de todos conocida, la del bizcocho de yogurt, y si la habéis llevado a cabo, diréis que no es tan complicado, fácil de realizar y riquísimo. Eso no lo niego, pero tras la elaboración de un bizcocho hay mucho más, pero que muchísimo más.

    ¿Os habéis parado a pensar las reacciones químicas que se llevan a cabo cuando cocinamos?  Nuestro alquimista, nuestro pastelero, las conoce todas.

    Yo nunca me había percatado de ello. Desde luego, sí que la masa me subía más o menos. Será por la levadura... y ahí cesaba mi curiosidad en este sentido. Pero llega un día en el que te preguntas el porqué, que por mucho que sigas la receta, nunca te queda igual que el de la pastelería, y piensas y piensas... y no hay manera, ¡oye!

    Claro, como os he dicho, todo es ciencia. Ellos conocen, o mejor dicho, comprenden los ingredientes, saben su composición y su reacción ante cualquier cambio. Entienden y ven más allá. Para mí, son verdaderos artistas ya, desde la elaboración de ese bizcocho, y ni os cuento lo que pienso de ellos cuando elaboran esos pasteles y tartas espectaculares que crean.

    ¡Decidme ahora si no existe la magia! Y si aún os queda alguna duda, ¿habéis visto la reacción de un niño (o de alguien con alma de niño) ante una de sus creaciones?

    Negadme ahora mi teoría...  jajajajaja. ;)

    Besicos.


1 comentario:

  1. Maria santos Carballo16 de enero de 2014, 14:40

    Pues si ,es pura magia y ciencia, como un pastel un dulce o una buena comida
    Nos reúne a todos por igual alrededor de una mesa y forma parte de los momentos mas importante de nuestra vida...

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